ES POSIBLE PARA DIOS (A.M.H.M)

Adolfo Hernández, nació en las montañas aragüeñas, a principios de 1.939. Su vida estaría llena de dificultades. Durante su nacimiento la lluvia caía tan fuerte que se creía que el parto no sería posible en el pequeño ranchito donde nacería. En su infancia, sin padre y con una madre que lo dejaba en cualquier parte, llego a vivir en Caracas. Luego ya en la adolescencia; Las calles de la ciudad, la soledad, la pobreza que vivía y tantas veces que tenía que trabajar de limpia botas le hicieron clamar una noche: “Dios mío, si tu existes, quítame la vida!!” a tan corta edad, aquel jovencito estaba experimentando que las frías calles de la capital, comenzaban a enfriar su corazón y a endurecerse ante la vida y ante el Dios que le había permitido estar con vida. Desde temprano comenzaba a probar el licor y a saborear los placeres que el mundo y el diablo le brindaban. Muy joven comenzó a tener hijos aunque difícilmente los podría atender a todos. Así transcurrió su vida, llena de sin sabores hasta que logró trabajar por más de cuarenta años como chofer. Oficio que lo mudó a Puerto cabello. Allí conoció a Gregoria “Goya” una linda larense que había ido al Puerto a trabajar y estar con su familia. Se enamoraron y formaron una familia que viviría en esa ciudad. Tenían cuatro hijos, aunque la tragedia llegaría en 1985 con la muerte del hijo mayor de la familia. Los traumas de la infancia, los problemas con el alcohol y el rechazo hacia Dios impedían llenar su corazón de paz y felicidad, y esa condición la reflejaba en la familia a través de tantos problemas. Un día del año 1995 su hijo menor, llego a casa con una noticia: “Papá, hoy recibí a Cristo como salvador”. La reacción de Adolfo no se tardó en llegar, insultando al cristiano que había llevado al muchacho esa noche a oír el evangelio. Desde entonces y por los siguientes años la lucha en contra de la Palabra de Dios se hacía fuerte. Alguien llegó a decir: “Es imposible que Adolfo algún día se salve”. Pero el Señor le dijo a sus discípulos: “Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios” (Lc 18:27). A pesar de estar por años como Saulo dando coces contra el aguijón y rechazando la invitación de Cristo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mt 11.28), Dios haría lo Imposible. Con 75 años, sufrió un accidente cerebrovascular y ahora con disimulado interés permitió que en su casa se predicase el evangelio. El himno “me hirió el Pecado” taladraba en su mente y le llevaban poco a poco al calvario. Al comienzo del 2014 su cuadro clínico empeoró hasta que los médicos detectaron un tumor que agresivamente le quitaba la vida. Un día, saliendo de terapia intensiva, alguien le hablo del ladrón en la cruz, quien antes de morir clamo al Señor: “acuérdate de mí, cuando vengas en tu reino” (Lc 23:42), esas palabras le hicieron verse a sí mismo ante el telón de la muerte y finalmente doblego su corazón al Salvador recibiéndole en su corazón. Durante una semana, el padre de quien escribe, dio testimonio a su familia cercana de que Cristo ya estaba en su corazón y Dios se lo llevó a su presencia antes de salir del hospital. Y que de ti, amigo lector? Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (2tm 2:4) y en su amor entrego a su Hijo como provisión por nuestros pecados, ahora te invita a creer, recibirle de todo corazón. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn 3:16)

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